Compuesto y publicado al final de su etapa parisina como banda sonora de una película, “Les Stances à Sophie” (1970) se aleja de esa simple ortodoxia free jazz con la que a veces se identifica al Art Ensemble of Chicago, para ofrecer una exploración del espacio de posibilidades abierto durante la década previa por la experimentación paralela en el jazz modal y el free jazz.
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Musicografía: David Bowie
La inesperada muerte de David Bowie en enero de 2016, apenas dos días después de su sesenta y nueve cumpleaños, que había hecho coincidir con la publicación de ★, su último disco, cerró una de las trayectorias más importante de la música pop contemporánea. Pasado el impacto inicial de su desaparición, se hace necesario repensar una trayectoria cuya complejidad quedó muchas veces oculta en las reacciones positivas o, con el paso de los años, negativas que sus discos provocaron en relación al contexto musical en el que aparecieron. Como sucede siempre con la música pop una vez que quienes la crean pierden la posición de vanguardia que define el momento más alto en su valoración crítica, Bowie comenzó a ser valorado en relación a lo que otros músicos estaban haciendo en el momento en que aparecían sus discos, no reflexionando sobre cómo continuaba explorando y transformándose, ya que, salvo una breve fase de su carrera, siempre se pensó como algo más que un músico comercial. Continue reading
Contra nuestra cultura del apocalipsis: Por qué volver a ver “Tomorrowland” (Brad Bird, 2015)
Uno de los pequeños placeres del consumidor cultural compulsivo consiste en descubrirse disfrutando ciertos productos que han fracasado tanto con la crítica como con el público. El cine de ciencia ficción ha ofrecido en la última década varios ejemplos perfectos de ese doble fracaso —o peor aún: tibia recepción—, de John Carter (Andrew Stanton, 2012) a Prometheus (Ridley Scott, 2012), pasando por Fant4stic (Josh Trank, 2015) o Tomorrowland (Brad Bird, 2015). Continue reading
Serrar con terciopelo: Velvet Buzzsaw (Dan Gilroy, 2019)
Dietario: The Jesus and Mary Chain – Psychocandy (1985)
Lo peor que le puede pasar a un grupo de pop es plasmar de forma perfecta su estilo ya en su primer disco. Lograr una obra perfecta, en la que realizan de forma exacta todo lo que querían ser. Psychocandy (1985), como Tindersticks (1993), Maxinquaye (1995), Original Pirate Material (2003), Boy in da Corner (2005), o XX (2009), es uno de estos discos. The Jesus and Mary Chain parecen tener muy claro en él lo que buscaban: un disco de perfecto pop primitivo, que suena bajo el fondo de una tormenta eléctrica de guitarras, como si las canciones de The Velvet Underground and Nico y los singles de los girl groups que sonaron en la radio en la primera mitad de los sesenta hubiesen colapsado en una sola estética. Continue reading
Dietario: Simon Reynolds
Releyendo Blissed Out. The Raptures Of Rock (Serpent’s Tail, 1990), el primer libro de Simon Reynolds, y con apenas el primer capítulo —escrito en 1988 y dedicado a Morrissey y el significado de The Smiths en el pop contemporáneo— terminado, llama la atención el modo en que en estas páginas se traza el boceto de las ideas centrales de la carrera de Reynolds como crítico cultural. Continue reading
Dietario: Cuando el futuro era el pop (en la muerte de Chuck Berry)
Al menos tres cosas vienen a la mente después de ver videos como este de Chuck Berry tras su muerte: Continue reading
Dietario: Lorde, “Green Light” (2017)
La primera impresión de “Green Light”, el nuevo single de Lorde, da que pensar. ¿Nos equivocamos la primera vez que la escuchamos? Es como si hubiésemos oído sólo notas alternas, leyendo en esas melodías incompletas toda una tradición de pop electrónico post punk dirigido a adolescentes. Como si nuestros oídos se hubiesen cerrado a las notas que remitían al pop de consumo más intrascendente que derivó de aquel núcleo experimental. Continue reading
So far, so good 2016: Tegan and Sara – Love You To Death
En Love You To Death cada teclado, cada ritmo secuenciado, la producción de cada estribillo, parece salir de un éxito de melodrama tecno pop de los años ochenta. Como imágenes recortadas en el pasado y conservadas en un libro de recuerdos que se vuelve a consultar hoy o ejercicios caligráficos realizados en la adolescencia a partir de una cartilla de grafía romántica (ese título…), sus canciones parecen en una primera escucha citas de un pasado musical cuyo brillo tratan de revivir sin ironía.
Todos somos pioneros en el salvaje oeste virtual: Una nota sobre “Westworld” (2016)
Como Mr. Robot, la otra gran serie de la televisión norteamericana dedicada a imaginar nuestro futuro inmediato, Westworld lleva todas sus influencias a la vista. De todas ellas, la película original, escrita y dirigida por Michael Crichton en 1973, es la menos notable. Crichton inició en ella una reflexión sostenida, si bien algo banal, sobre el potencial de peligro del encuentro entre consumo, ocio industrializado y desarrollo científico y tecnológico, que continuó en películas como Looker (1981) o Runaway (1984), y finalmente en su novela Jurassic Park (1990). Sin perder de vista su relato de origen, Jonathan Nolan y Lisa Joy, responsables de la conversión del concepto original en serie de televisión, prefieren explorar las sugerencias de otras líneas de la ciencia ficción más contemporánea, a través de un relato construido con diversas capas de significado, entre las que nos podemos desplazar gracias a los constantes juegos referenciales, que nos reenvían a otras ficciones para iluminar los sucesivos significados profundos de Westworld.